El mundo cambia y en ocasiones lo hace demasiado rápido que en un parpadeo muchas cosas se han transformado, la educación no ha escapado a esta situación. La vida profesional y personal del maestro han sido invadidas sin avisar por la tecnología, algunos la ven como un visitante cordial otros como un enemigo público, lo seguro aquí es que la tecnología llego para quedarse difícilmente se extinguirá como los dinosaurios, ante esto podríamos cerrarnos en un postura anti-digitalización, sin embargo, las transformaciones no esperan a nadie.
Muchos alumnos ya rebasaron a sus profesores en el uso de las TIC, por lo tanto se hace inminente la necesidad de adquirir por lo menos las habilidades tecnológicas básicas para acceder a las herramientas tecnológicas que usan nuestros alumnos, aunque cabe recalcar el hecho de que existe una facción a la cual se le hace más fácil recurrir de nueva cuenta a su tradicional forma de enseñar que involucrarse con la tecnología, este es uno de los grandes problemas que aún nos aquejan, no obstante, el uso de estos recursos en las escuelas no garantiza en lo más mínimo obtener mejores resultados educativos.
Ante este panorama, se vuelve pertinente, pero sobre todo necesario un proyecto nacional de capacitación docente que sea realmente eficiente, pero sobre todo orientado a subsanar todas las debilidades del profesorado, pues muchas veces los maestros fungimos solamente como oyentes en las discusiones sobre nuestra labor, saber qué necesitamos los maestros es el primer paso para una verdadera transformación en el ámbito educativo nacional.
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